Modestia es belleza: Sobre la modestia de María Santísima {San Pedro Julián Eymard }

domingo, 5 de enero de 2014

Sobre la modestia de María Santísima {San Pedro Julián Eymard }

Texto de San  Pedro Julián Eymard

" Exteriormente es modesta. No se hace notar por la severidad, ni por la negligencia. Siempre humilde y mansa.  Trae la señal de la sencillez en todo lo que hace.

Modesta en relación al mundo. María se sacrifica con generosidad a la condición de embarazada. Va inmediatamente venciendo una gran distancia a visitar a su parienta Isabel, llevando felicidad y ayuda. Durante tres meses la acompaña y sirve, llevando gran alegría al lugar. Solo cuando la Gloria del Hijo lo exige aparecerá en público. Asiste a las bodas de Caná sin ningún privilegio. La modestia hace que practique la caridad de acuerdo a la ocasión.

Modesta en el cumplimiento de los deberes.  Los desempeña con suavidad, sin precipitarse, siempre alegre y dispuesta a aceptar una nueva obligación. No deja traslucir sus contrariedades, no busca consuelos y naturalmente no atrae la atención de los demás. Es un modelo ejemplar para los adoradores del Santísimo Sacramento cuya vida se compone de pequeños actos y pequeños sacrificios, que solamente Dios debe conocer y recompensar; cuya gloria y consuelo consisten en la filial y humilde dedicación al cumplimiento de los deberes, ambicionando agradar al Maestro por la continua inmolación de sí mismos.

Modesta en la piedad. Elevada al más alto grado de contemplación que una criatura pueda alcanzar, viviendo en la constante búsqueda del amor perfecto, exaltada encima de los ángeles y constituida Madre de Dios, aun con todas estas prerrogativas sirve al señor con sencillez; sujeta a las prescripciones de la ley, asiste a las fiestas, reza junto con los demás fieles, en nada se hace notar, ningún gesto exterior demuestra su piedad o su fervor. Así debe ser la piedad del cristiano: común en sus prácticas, simple en sus medios,modesto en los actos, evitando llamar la atención, fruto sutil del amor propio que lleva a la vanidad y la ignorancia.

Modesta en las virtudes. Poseyó todas las virtudes en grado supremo, practicándolas con suma perfección, aunque simple y habitual. En todos los favores recibidos la humildad ve solamente la Bondad de Dios, solamente agradece.

Agradecimiento escondido sin gloria humana. ¿puede por ventura salir cosa buena de Nazaret? (Jn 1, 46) Nadie le presta atención a María, pasa totalmente inadvertida.

Aquí está el secreto de la perfección: en la simplicidad, incluso cuando se le ignora, saber conservarla. Una virtud acentuada es una virtud expuesta al elogió una virtud alabada puede ser la ruina; la flor que atrae la mayor atención, se desvanece rápidamente. Fijémonos en las pequeñas virtudes de María de Nazaret, que germinan a los pies de la Cruz, a la sombra de Jesús; de esta manera, no temeremos a las tormentas que asolaron cedros o el rayo que cae en la montaña.

Modesta en los sacrificios. Acepta en silencio y conforme, el exilio en Egipto. Ante la duda de José, permanece en silencio, confía en la Providencia. Traspasada por el dolor, acompaña al hijo que lleva la Cruz, no grita ni se lamenta exteriormente. En el Calvario, llena de dolor, sufre callada y despide al hijo una mirada muda.

María también es modesta en su gloria. Como la madre de Dios, poseía todos los derechos y todos los elogios, sin embargo abraza el Calvario y el sacrificio. No aparece en los triunfos del hijo, pero se encuentra al pie de la Cruz.

Para ser hijos de esta madre, debemos revestirnos de modestia, debe ser objeto usual de nuestra meditación. La modestia es virtud real un adorador del Santísimo Sacramento, porque proporciona a la exterioridad de los sentidos la presencia de Dios ".

(Extraído de la obra Nuestra Señora del Santísimo Sacramento: un mes con María de San Pedro Julián Eymard, Editorial Formatto, 2008, p.50-53)

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